domingo, 2 de septiembre de 2012

UNA FRASE CUALQUIERA

Me encuentro delante de mi escritorio con la página en blanco. Imagino lo que la gente quiere leer en mi blog, pero no me salen las palabras. Siento que una parte de mi no está siendo totalmente sincera con la otra porque hay días que habría que dedicárselos a uno mismo. 

Empiezo a teclear las letras del ordenador, pero ni una sola palabra es legible. Entonces pienso que es mejor dejarlo por hoy. Giro la cara y veo la agenda que siempre llevo junto a mí. -Tal vez, ese sea el estímulo que necesite para comenzar un nuevo tema- .Me digo mientras acerco y acaricio las tapas de un cuero carcomido por las lluvias pasadas. Entonces abro la agenda por una página cualquiera y comienzo a leer un párrafo cualquiera de una hoja cualquiera. Me centro en una frase y algo dentro de mí me invita a sonreír. Recuerdo el momento en el que la escribí. Recuerdo la persona que me la dijo, recuerdo porque lo dijo y por encima de todo, recuerdo porque lo apunté. 

La frase no era célebre, ni se podría categorizar de extraordinaria, era simplemente eso, una frase, sin más sentido que el que uno le quiera dar fuera de su contexto, pero que viniendo de la persona que venía mostraba mucha fuerza y seguridad. 

Aquí la gente utiliza las palabras de manera estudiada. Muchos las utilizan para demostrar en las redes sociales su capacidad oratoria, posiblemente mi amigo no sepa que es facebook y mucho menos tenga que demostrar a nadie lo buen orador que es. Simplemente utiliza las palabras correctas en el momento correcto y dirigidas a las personas correctas que como yo somos únicamente meros admiradores. 

- Aserruchándome el piso y yo en la orilla no salté.

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