Una vez tuve un sueño. No soy tan extraordinario como parece. Se puso en mí demasiada responsabilidad y francamente no sé si supe estar a la altura. No sé porque fui yo, llámalo azar, o simplemente consecuencia de mi destino, pero ese día, a esa hora, en aquel punto exacto, el único que te miró a los ojos fui yo.
Puedo pensar que cualquier otra persona que te mirara en ese momento ocuparía ahora mismo mi lugar. A lo mejor esa otra persona, un joven, un anciano, incluso, porque no, un niño, estaría escribiendo ahora mismo con esta misma pluma, estas mismas líneas. Pero no me voy a engañar. Antes de mi, pasaron por delante tuya miles de personas que ni siquiera te dedicaron una mirada de curiosidad. Quizá nadie escuchara tus precisas palabras, quizá nadie se percatara de tu presencia, quizá nadie supiera que en ese preciso día, a esa hora, en aquel punto exacto, estaba en curso el futuro de la humanidad.
Puedo recordar con exactitud lo que me dijeron tus palabras, bueno, realmente, lo que dijeron al Mundo tus palabras, no me quiero tachar de egoísta puesto que es al Mundo al que te dirigiste. Puedo recordar cada una de tus expresiones, de la compasión de tus ojos y la intensidad de tus gestos. Recuerdo perfectamente como me fije en ti, con que palabra acaparaste mi atención: “Humanidad”.
No soy un romántico, ni un apasionado de la vida, solo soy uno más en un Mundo donde es difícil encontrar la diferencia entre unos y otros. A día de hoy, posiblemente todas las personas que lean mi pequeña memoria me conozcan. Sí, soy yo, el “representante del Mundo en la Tierra”.
Cuando digo Mundo, me refiero al ente que engloba la vida. Al conjunto de seres vivos, que mucho antes de que llegáramos nosotros, ya existían. El lugar donde habitamos, donde vivimos, donde sufrimos, donde somos libres o bueno, donde algún día lo fuimos.
No vine a hablaros de religión. No traje ningún mensaje catastrofista sobre el final de la vida, sobre la decadencia de nuestra especie o sobre nuestra propia extinción. A día de hoy es más que sabido que nuestro Mundo, se muere. No hace falta más que poner la televisión, encender la radio, o abrir cualquier periódico por cualquier hoja, para saber que no hay un tema más excitante que el final de nuestros días. Pero no os alarméis, no existe una fecha concreta. Posiblemente ni siquiera los hijos de vuestros hijos, sean espectadores de tal acontecimiento.
Existe un final, si es cierto, pero de eso trata la vida. Todas las cosas comienzan con un acontecimiento que marca una fecha en el calendario, continúa con una vida, tan trascendental como tú quieras que sea, y finaliza con un final, la muerte. La inmortalidad solo es pasajera y muere en el momento en el que se deja de hablar de ella.
Me ha costado mucho demostraros que la única amenaza que tiene nuestro Mundo no es sólo el llamado cambio climático, que la existencia de la vida no es algo transitorio e irrelevante, que la única forma de salvar a la Tierra comenzará en el momento en el que nos convirtamos de nuevo en personas.
He tenido que mostraros quien era.
¿Puedes confiar en una persona que se presenta como el “representante del Mundo en la Tierra”? Entiendo que es difícil de asimilar he incluso de digerir, que haya alguien mortal que tiene la capacidad de comunicarse con la tierra, que puede comprender a las montañas o incluso hablar con las estrellas.
Por eso decidí hacer lo que hice. No fue un acto de prepotencia anunciar que iba a producirse ese eclipse. Fue extraño, puesto que ni los propios científicos tenían constancia de ello, pero tenía que llamar su atención. A partir de ahí fue cuando, después de demostraros como el Sol y la Luna se asociaron conmigo, me empezasteis a considerar necesario.
En un principio se me tachó de estafador, de embustero, de conspirador, incluso se me intentó recluir en un centro con el fin de tenerme apartado del Mundo, pero es difícil hacer callar a alguien que representa tanto.
La verdad es que vi una gran oportunidad cuando se me ofreció hablar con él. No quiero ser grosero, pero reconozco que no memoricé su nombre, quizá no lo creí necesario. En un primer momento dude, ¿cómo voy a tener que fiarme de una persona que se hace llamar el “representante de la Tierra en el Mundo”, cuando a mi me han tachado de loco por presentarme como el “representante del Mundo en la Tierra”? ¿Hasta qué punto puede llegar la prepotencia humana?
Pero aun así me fié. Mantuvimos una larga conversación. En un principio noté cierta crispación en su voz y en la presencia de todos sus asistentes, consejeros, secretarios... Por supuesto yo fui solo.
A día de hoy, creo que ese personaje nunca fue consciente de las posibilidades que tenía nuestra entrevista.
Negociamos.
Como representante del Mundo en la Tierra, pedí que las personas recuperaran su humanidad. Sencillamente eso. Le dije que las personas tenían que permanecer todas unidas, que se tenían que ayudar entre ellas y así sería la única forma a través de la cual podrían salvar al Mundo.
No se siquiera lo que se le pasó por la cabeza al “representante de la Tierra en el Mundo”, pero por su cara de satisfacción pensé que le resultaría tarea fácil cumplir con su parte del trato.
A cambio él me pidió una larga lista de cosas, a las cuales, tengo que confesar que no le encontré ningún sentido. Pero como mi compromiso era firme decidí cumplir sus deseos y como “representante de la Tierra en el Mundo”, los deseos de todos los habitantes de la Tierra.
Como me dijisteis hablé con las montañas para que suavizaran el paisaje y facilitaran vuestro paso, hablé con los mares para que se secaran y pudieran construir una carretera alrededor de toda la Tierra, convencí a las nubes para que desaparecieran y así ver durante todo el día el brillo de las estrellas. Persuadí a las rocas para que se convirtieran en preciosas con el fin de decorar de lujo vuestros hogares. Hablé con la lluvia para que no volviera a incordiar. Instigué a los animales para que os proporcionaran todo el alimento que necesitarais. Moví, creé, convertí y facilité todo tipo cosas para según vosotros hacer un Mundo mejor.
A día de hoy me considero estafado. No sólo no habéis cumplido con vuestra parte del trato, sino que, gracias a mi ayuda hemos creado un Mundo peor. Hemos modificado nuestro clima, han desaparecido especies de animales que nunca tendrían que haberlo hecho, hemos destruido bosques, malgastado recursos, extinguido ciudades y nos hemos matado unos a otros.
Lo único que os pedía era que os esforzarais por crear un Mundo mejor. ¿De verdad que es tan complicado saludar a una persona que no conocéis? ¿Es tan difícil darse cuenta que con un simple “confío en ti” darías la fuerza suficiente a una persona como para seguir adelante? ¿Que con un simple “todo irá bien”, convertirías las incertidumbres en certezas, las vacilaciones en decisiones, los conformismos en superaciones? ¿Que con escuchar al que lo necesita la libraríais de parte de su carga? ¿Que con alargar vuestra mano se sostendrían innumerables personas? ¿Que con una buena contestación salvaríais el día de quien se os dirige? No os dais cuenta que para salvaros a vosotros mismos, necesitáis salvar al resto de personas primero.
Mi mensaje fue un llamamiento a la humanidad, a la acción sin esperar nada a cambio, de ser buenas personas simplemente, por el hecho de sentirse bien consigo mismo. No se adelanta nada comparándose con el otro, así se muestra el lado más mezquino de las personas. A cambio de eso aprende, comparte tus conocimientos e intenta comunicar los tuyos.
A partir de ese momento se me dio la espalda. La gente dejó de escucharme y pronto desaparecí entre la inmensidad de las personas sin nombre. Una vez tuve un sueño. Soñé que el Mundo se arreglaba, la gente entraba en razón y empezaban a sonreírse unos a otros. No me quiero despertar de ese sueño, no quiero nunca dejar de sonreír. Por muchas veces que me despierte, todas las noches volveré de nuevo a soñar y posiblemente, no sé cuando, ni de qué modo, conseguiré que por fin se convierta en realidad.
Tomás Moro nos enseñó ya en el 1516 que de sueños vive el ser humano...La comprensión de este cuento se deja a la libre imaginación del lector. Yo lo interpreté basándome en las injusticias generadas por las desigualdades sociales, injusticias, guerras de creencias, fanatismos y rescoldos del capitalismo en su tedioso y sangriento fin.
ResponderEliminarMe alegra poder encontrar a gente soñadora y luchadora. Porque juntos quizás podamos, soñemos y riamos porque la utopía no es más que eso. Y por seguir recordando a maestros...aqui concluyo:
"¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño;
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son"
Gracias almácigo en forma de canelón. Sigue con estas preciosas enseñanzas.