Recuerdo como si fuera ayer el día que llegué a Costa Rica. Dicen que el momento en el que te enfrentas a un nuevo país, una nueva situación y una nueva vida, es crucial para definir cómo vas a estar durante todo el periodo de tiempo. Cuando llegué a Africa, envejecí 10 años de golpe. Cuando volví de allí ya era otra persona.
La situación a mi llegada a Costa Rica era diferente. Llegue después de cenar y rápidamente saliste a recibirme con los brazos abiertos. Cogiste mi maleta y me ayudaste a meterla en el interior de lo que iba a ser nuestro hogar durante los siguientes 5 meses. Me serviste guaro y poco a poco nos empezamos a soltar. Al día siguiente me presentaste a todas y cada una de las personas de la Ciudad de los Niños. Me quitaste de golpe la primera prueba de fuego y conseguiste que poco a poco me sintiera como en casa. Me enseñaste el que hasta entonces era tu Mundo, me abriste las puertas de tu casa y de tu vida.
Después de cuatro meses puedo sacar pecho y decir orgulloso, que soy afortunado de haberte conocido, de haber compartido contigo una etapa maravillosa de mi vida y de aprender tanto como lo he hecho de ti.
Habremos repetido miles de veces las mismas conversaciones, reído con los mismos chistes, cantado las mismas canciones y soñado con los mismos sueños. Nunca me sonó a repetición, sino todo lo contrario.
Me has convertido en un cerrajero profesional, en la persona más POLÍTICAMENTE CORRECTA y sobre todo me has enseñado a ANALIZAR MI VIDA Y TODAS LAS SITUACIONES DEL EXTERIOR. Te vas y te aseguro que me partes el alma, porque esto estaba diseñado para que lo viviéramos juntos, pero me siento orgulloso de ti, por tu decisión y por la el tipo de persona que demuestras ser al realizarla. Nos hemos enfadado y contentado cientos de veces, pero como tú siempre dices:”PALABRAS CLARAS, AMIGOS VIEJOS”, te prometo que “NOS VEREMOS DE VIEJOS”.
Sé que te cuesta expresar tus sentimientos, pero SOLO POR JODER, te diré que no necesito que me digas lo mucho que me aprecias, simplemente lo sé, por cada una de las noches que te he dejado a velas y al día siguiente me has recibido con una sonrisa.
Hace tiempo te escribieron que tus hijos se tienen que sentir orgullosos del padre que tienen. No solo son tus hijos los que se sienten orgulloso de ti, también lo son tu familia, tus amigos y todos aquellos que como yo hemos robado un trocito de tu corazón.
Gracias por escucharme como un amigo, apoyarme como a un hijo y por portarte como un padre.
Siempre nos quedará México, porque nadie mejor que tu sabes que:”SIGUES SIENDO EL REY”.
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