jueves, 13 de diciembre de 2012

EL RINCON AGRICOLA



Han pasado seis meses desde que llegué a Costa Rica con las sensaciones más bonitas que una persona pueda experimentar: Emoción, entusiasmo, fuerza y sobre todo mucha energía. Ha terminado mi proyecto en la Ciudad de los Niños y aun conservo intactas todas estas emociones. Pero he experimentado muchas otras que han hecho de mi estancia en Costa Rica una de las grandes experiencias de mi vida. Emociones que a la larga se han ido esculpiendo en cada una de las cosas que he ido haciendo aquí. 



La pasión con la que se hacen las cosas marca la diferencia entre lo bueno y lo excelente. Amo mi trabajo y por encima de todo disfruto haciendo lo que mejor se me da. Creo en ello, y por eso hablo con pasión e intento trasmitirlo de la misma forma. A la gente le encanta bajar al invernadero y charlar con Jesús y conmigo. Posiblemente ellos sepan mucho mas de cultivos que nosotros mismos, pero aun así nos dejan hablar. Nos permiten trasmitirles nuestras sensaciones y nuestro entusiasmo porque disfrutan escuchando a dos jóvenes que ponen tanto amor en lo que hacen. 



Ya hemos cortado nuestros primeros frutos del invernadero. Hemos obtenido nuestros primeros tomates y chiles y porque no decirlo, nunca he probado algo tan bueno. Al fin y al cabo son mis hijos, por los cuales he estado luchando durante todo este tiempo. 

Este domingo tenemos previsto sacar la primera cosecha de chiles y tomate. Ahora están en el mejor momento del mercado, sus precios están inflados coincidiendo con las navidades y los alimentos que se preparan para tales fechas. Por eso estamos deseosos de cortarlos y venderlos, porque al fin y al cabo de eso se trata. Les crías durante toda su vida para que cuando se hagan adultos todos puedan disfrutarlos y así es como un padre se siente más orgulloso de sus hijos. 




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